domingo, 4 de octubre de 2015

No pudo ser Gorbea


Cita entre Javi Valdés, Aitor y Sergio para subir a la Cruz por Zárate y volver por Sarria. La ya clásica otoñal. La mañana se anunciaba seca con temperatura de 22 grados por el viento sur dominante, pero ya en Bilbao ha comenzado a lloviznar y Murgía estaba parcialmente cubierta por la bruma de la lluvia, que claramente era persistente y hacía poco prudente adentrarse en el macizo de Gorbea. Alternativamente hemos decidido hacer la ruta del pantano de Landa. Un acierto porque la lluvia no ha cesado hasta bien entrado el mediodía y al ser un recorrido plano evitamos quedarnos fríos en los descensos. Salida a fuego con Aitor y Sergio desbocados y enseguida la ropa que hemos puesto para protegernos de la lluvia y el frío mañanero ha empezado a sobrar. El recorrido es muy divertido con alguna zona "técnica" para algunos y algunos tramos con algo de barro y piedra desnuda que no han resistido mucha dificultad. He notado mucho la falta de forma porque no cogía un ritmo de pedaleo adecuado, y además la 26" se queda muy parada frente al brío de las poderosas 29" de mis tres compañeros (he añorado la mía que he dejado en Cáceres, jaja...).
Aitor nos ha llevado a un par de casetas de observación de pájaros con un estado de conservación excelente, algo por desgracia poco habitual. Ambas tienen amplias ventanas abatibles para ventilar en verano y que ahora apetece bajar para protegernos del aire, y presentan unos murales explicativos de la fauna avícola presente en la zona. Una buena alternativa para pasar un mañana tranquila y contemplativa. De ahí para adelante hemos vuelto a coger la directa y circulado por encima de los 30 km/h en muchos tramos de la pista. Se pasa una zona de playa en la que nos hemos divertido intentando rodar clavados en el grijo (es en vano, puede más que nosotros). Poco antes del final en uno de los múltiples puentes de madera que salvan los arroyos que desaguan en el embalse, Javi ha resbalado con la rueda delantera y ha dado con el cuerpo en el suelo. No parece que haya tenido más consecuencias que el golpe en el costado con el manillar al doblarse la dirección. 
Por último, Aitor Sergio y yo nos hemos quedado a comer en Murgía unas alubias y un plato de caza mientras Javi ha regresado a Bilbao para coger el autobús que le llevará a Zaragoza.
Un plan de emergencia que ha funcionado a la perfección.