Piedras Labradas |
A las 8 de la mañana nos damos cita en la gasolinera de "el avión" el propio Javi acompañado por Tito y Dani de Carcaboso y Valdeobispo respectivamente, Ignacio y José María llegados de Valverde del Fresno, Alberto que se acerca desde Hervás y David de Talaván con Juanjo de Arroyo de la Luz( pero medio adoptado en Hinojal más o menos como yo) más José Pablo de Hinojal y el que relata...
Primeros km por la vía verde Plasencia-Béjar a punto de inaugurarse y por las dehesas de Villar de Plasencia rumbo a Jarilla, uno de los pueblos colgados en las laderas de los montes de Trassierra que, como ya he explicado en entradas anteriores son las estribaciones suroccidentales de sierra de Gredos. Desde el pintoresco pueblo comenzamos el ascenso de más de 6 km hasta la explanada de Piedras Labradas (1.125 msnm según mi gps). La subida tiene varios tramos de fuerte desnivel, alternando la grava y piedra suelta con el cemento en las mayores rampas y pronunciadas curvas para facilitar la subida de algunos vehículos. Peñas Labradas resulta ser los restos de un asentamiento vetón que más tarde reconstruyeron los romanos para control y vigilancia de la acometida de agua que abastecía la ciudad de Cáparra al fondo en el valle. Javi nos relata que hace poco se produjo un expolio y se llevaron 3 lápidas de unos 300 kg con ayuda de medios mecánicos. Hay gente para todo...
Canchales de granito en el descenso de Piedras LAbradas |
Las vistas son espectaculares sobre los dos valles, el Ambroz y el Jerte y hacia el sur con Plasencia en primer término. El día no está demasiado claro pero se distinguen perfectamente la sierra de Cañaveral, Jálama, Peña de Francia, Piornal y los pueblos colgados sobre el Jerte como Cabrero, Barrado o Valdastillas; el embalse de Gabriel y Galán y los pueblos de las tierras de Granadilla... En fin, un espectáculo para los sentidos que compensan sobradamente el esfuerzo de llegar. Firmamos en el libro de visitas escondido en un hueco entre rocas y tras algunas fotos bajamos con precaución porque se las trae.
Ya de vuelta en Cabezabellosa nos encontramos con Javier y José María que nos cuentan que Alberto y Juanjo han bajado ya para llevar la bici de Alberto a casa y volver a comer con todos a la piscina de Ahigal donde Javier ya tiene encargada la paella. Así que ellos dos se bajan también y nosotros llenamos nuevamente los bidones en el lavadero y subimos a ver los dos magníficos miradores del castillo. Se trata de unas pasarelas metálicas ligeras con balconada flotante sobre el valle y otra hacia el pueblo y Pitolero. Merece la pena subir en bici o a pie. La panorámica es brutal.
Ermita y mirador desde Cabezabellosa |
De ahí bajamos por carretera hacia el punto de partida y tras organizar las bicis y cambiarnos marchamos todos juntos a Ahigal. Ducha, baño en la estupenda y solitaria piscina y... paella de la que no dejamos un grano... Comentarios sobre la jornada, otro baño y regreso a los lugares de origen. Javier nos promete cuando el calor aplaque una nueva ruta más al oeste por los montes limítrofes con la Hurdes, con subidas más cortas pero que nos gustará igualmente. Y yo le creo, porque es un fenómeno. Gracias y hasta ello!!!