Sábado 5 de diciembre. Por segunda vez repetimos salida en la gasolinera del puerto Perales. Esta vez solo estamos Ignacio y yo. José Carlos se ha subido a Bilbao a pasar el puente (por agua) y Félix tiene faena con las vacas que se le van por los portillos. Hace bastante frío y el sol no parece que quiera trabajar pero ya se sabe la avería que tenemos algunos en la cabeza... Esta vez le digo a Ignacio que no quiero subir (pero sobre todo bajar) el puerto de Robledillo a Martiago porque el firme está horrible. Prefiero subir por Descargamaría que está mocho mejor pavimentado. Lo que no impide llegarnos hasta el pintoresco pueblo para tomar un café con magdalenas caseras en un recoleto y acogedor bar- restaurante-casa rural: el manadero, situado (escondido seria más correcto) en una estrecha y empinadísima callejuela perpendicular a la -de por sí- empinada calle central.
Callejuela de el manadero |
Acogedor y coqueto interior del bar |
Se agradece mucho el acogedor ambiente y la decoración rústica que nos relaja los minutos que dedicamos a engullir las riquísimas magdalenas. Volvemos hasta la entrada a Descargamaría y comenzamos el puerto de igual nombre. Hasta el límite de provincia con Salamanca (y por tanto también de comunidad autónoma) son 12 km de subida tendida y con estupendas vistas al valle donde se enclavan los dos pueblos que acabamos de visitar. Para que os hagáis idea de lo transitada que es esta carretera, diré que, no vimos un solo vehículo ni signos de vida o actividad humana hasta 6 km más adelante, ya casi en las afueras de Sahúgo. 18 km de calma, silencio, frío y humedad. Incluso llovizna en las inmediaciones del pueblo, algo que nos recordó la visita anterior donde igualmente nos llovió ligeramente en ese mismo tramo.
Si la entrada en el manadero fue confortable, llegar al Satur fue como entrar en casa. Fuera había 8 grados pero la humedad era notable y el viento hacía bastante la puñeta. En la barra Noelia, la hija de los dueños nos atendió con total profesionalidad pero con un trato amable y cercano. Nos hizo una foto para su "photocall" y redes sociales mientras degustamos unos huevos con chorizo (por segunda vez obsequio de la casa) a lo que siguió café y colacao con dos perronillas caseras. Todo ello regado con dos cervezas para Ignacio y un zumo de piña para el raro. Estábamos solos pero luego entró un paisano a tomarse un vino y a darnos charleta. Total que, invitando al susodicho y con el obsequio de los huevos con chorizo, pagamos en total 6,80 euros. Sin comentarios...
Proseguimos la ruta hacia el embalse de Irueña formado por la confluencia de los ríos Agueda y Mayas. Tras unos km tranquilos por carreteras secundarias tomamos la CL-526 que viene de Ciudad Rodrigo hasta el límite de comunidad donde se transforma en la EX-109 hasta Moraleja. Bastante tráfico y buen asfalto con viento ligeramente lateral aunque sin llegar a ser incómodo. En el letrero de límite provincial paramos a ponernos el chubasquero porque la bajada es muy rápida (y encima se puso a llover en cuanto asomamos a Extremadura, jeje...).
Límite provincia antes de bajar Puerto Perales |
En total 95 km con 1.265 m+ a un promedio de 25 km/h. Una jornada relajada y muy divertida a pesar de la escasa colaboración de los elementos meteorológicos jeje...
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