No
soy yo sino Valdés quien próximamente irá a trabajar a Miami así que
toca hacer una ciclo despedida. Elegimos un paseo circular por el
pantano de Ulibarri Gamboa. Todo indica que es un recorrido sencillo y
bonito alto para los que llevan tiempo sin usar las dos ruedas. Nos
damos cita Imanol, Luismi, Javi V. y yo desde Bilbao. Ignacio y Angel
desde Donosti y Mikel que se acerca desde Vitoria. Manolo finalmente
desiste por un compromiso de última hora.
Día
espectacular con casi 25º viento S y una luz otoñal que potencia los
todavía incipientes tonos otoñales. Aparcamos en la explanada del Etxe
Zuri donde luego merendaremos.
Omito
los despistes y extravíos en la carretera de algunos -y me incluyo-.
Sólo diré que comenzamos a rodar con media hora de retraso.
Lo
que todos pensábamos iba a ser una "ruta mariquita" (en palabras de
Angel) se revela como un paseo ameno pero hermoso con tramos
espectaculares y con múltiples posibilidades de diversión e incluso
exigencia.
Se
dice que es mejor rodear el pantano en sentido anti horario para
encarar los únicos repechos con las piernas frescas. Al bueno de Mikel
le sirve de poco porque el cuestón a remontar tras atravesar el cauce
justo bajo la presa es interminable y muy duro.
Y éso que es de tierra compactada, no como otro posterior con pedruscos sueltos que apenas llego a subir hasta la mitad.
Dos
descensos salvajes con un piso como el descrito nos activan las
alertas. Caramba con la ruta mariquita!! El segundo de ellos es
terrible. Sólo Imanol lo baja montado. Ignacio toca suelo aunque sin
consecuencias hacia la mitad, yo desisto en los primeros metros y bajo a
pie igual que el resto salvo Mikel que lo baja con solo una parada
intermedia en su bici híbrida de rueda para asfalto!! Bravo por el
vitoriano!!
En Nanclares
de Gamboa es posible acortar el recorrido en unos 12 km pero este grupo
de descerebrados no conoce el verbo acortar. Seguimos por la larga.
Atravesamos
pastizales donde rumian rebaños de caballos, contemplamos las orillas
pobladas por cientos de aves acuáticas, vemos a una máquina recolectar
los maduros girasoles, atravesamos bosques de hoja caduca entre los que
destaca el Arce ya rojizo... Un mundo de colores reforzado por la luz
del atardecer... Una experiencia casi mágica.
Pasando
de la poesía a las matemáticas veo que se nos hará de noche pero Mikel
va fundido porque no anda en bici nunca. Y hay que volver a insistir: el
spinning no cuenta. Es mejor que nada, sí. Pero poco... Aún así el
chaval lo ha dado todo y no ha protestado ni un momento. Procuramos
circular cerca de él para que se sienta arropado y darle algún que otro
consejo técnico.
Tras
dejar una pasarela sobre el agua a nuestra izquierda y seguir ruta por
la orilla, tenemos que reparar un pinchazo de Angel en la trasera.
Mandamos seguir al resto y nos quedamos Ignacio y yo a ayudarle. Metros
después vuelve a quedarse son presión. Otra cámara que le presta Ignacio
y localizamos el pincho tamaño XXXL. Uf...
Seguimos
a machete para coger al resto pero que se han parado en una bifurcación
a menos de un kilómetro. Para la izquierda? Vamos! Me adelanto con
Ignacio por un tobogán entre árboles y bajamos a la orilla donde grupos
de jóvenes están tumbados al sol de la tarde. Tengo un déja vu pues la
estampa me resulta familiar. En la siguiente revuelta una pareja bajo un
árbol ( nuevo dejà vu). Pero cuando llego a la pasarela donde hemos
arreglado el primer pinchazo flipo! Hemos hecho un bucle!! Y encima
estoy solo. Dónde están? Retrocedo hasta los jóvenes y pregunto por
ellos: han pasado hacia allí. Vuelta a la pasarela. Nadie.... Luismi me
responde al teléfono, están en un mirador pero vienen a la pasarela.
Convencido que están en la zona de los chavales me vuelvo nuevamente
atrás. No están. Entonces caigo: les han visto pasar... La primera
vez!!! Vuelvo por tercera vez ( cuarta en realidad) a la dichosa
pasarela y por fin retomamos la ruta pasando por ella encima del agua.
Qué sensación!!! A partir de aquí ya nos apresuramos porque la tarde
está muy avanzada y el cielo se tiñe de rojo. El sendero es más estrecho
pero no tiene apenas desnivel aunque alterna zonas despejadas junto a
la orilla con oscuros bosques de suelo tapizado de hojarasca. Un
contraste sorprendente.
Por ultimo me quedo con Luismi y Mikel y el kilómetro final lo resolvemos por la carretera contigua.
Una
vez recogidas las bicis y con ropa de calle pasamos al comedor a
vaciarle la despensa al amigo Jokin que nos trata con simpatía y
disfrutamos de una merienda cena con sobremesa hasta pasadas las 21:30.
Durante ella aprovechamos para entregarle a Javi un obsequio para que
nos recuerde cuando pedalee por Miami: Un equipaje Specialized
genuinamente americano, jeje....
Y
para que Imanol no tenga envidia y dado que será padre en breve, le
obsequiamos con una tarta de pañales coronada por una fofucha bebé
personalizada con el nombre de Jon.
Una ruta para repetir sin duda. Aunque Guipúzcoa también existe como nos dice Ignacio... La siguiente tendrá que ser por allí.
FOTOS DE IGNACIO