Hoy no toca bicicleta. Aunque sí monte; monte por el interior de la tierra. Vamos a recordar viejos tiempos y a darles lo suyo a Aitor, Isma, Alex y Txemi, y Darío. Como igual son muchos para mí solo, me acompaña Javi Millo, al que hace ya varios años que no veo, y algunos más que no coincidimos bajo tierra.
No vamos a hacer nada demasiado complicado. He elegido Baltzola y Jentilzubi para poner a prueba codos, rodillas y flexibilidad de esta cuadrilla de ciclistas carreteros y emeteberos, de forma que me pueda vengar de las palizas que de una u otra manera me suelen dar en casi todo tipo de terrenos. Lástima que no hayan picado el anzuelo los Iván, Pantani y Jon Pena.... Igual se animan viendo las fotos, no lo descarto del todo, jeje...
Entramos ahora en Jentilzubi y nuevos estrechos y caos laberínticos nos depositan en los gours que hacen las delicias de todos por su transparencia y profundidad. Tengo alguna breve laguna hasta que localizo la trepada a la galería que nos llevará hacia el paso del cañón. Hoy tiene bastante agua y alguno se acuerda de las botas de goma que no ha traído... En contra de mis temores superamos con normalidad los dos estrechos y por fin comemos sentados a los pies del enorme cono de sedimentos del gran cañón. Proseguimos hacia la cascada y llegamos a ella en medio de un estruendo que apenas permite escuchar nuestras voces. Desistimos de pasar hacia el otro lado y llegar al sifón. Hay instalación fija pero nadie lleva arnés y no quiero correr riesgos con el agua bajando tan fuerte. Vuelta sin novedad y salimos a las 14,45 h.
Una jornada muy divertida para todos y que a mí me ha permitido convivir nuevamente con las maravillas subterráneas de la naturaleza y reencontrarme con mi discípulo y compañero Javi Millo.